Bienaventurados los misericordiosos
El himno oficial de la XXXI JMJ Cracovia 2016
El 6 de enero (martes) a las 12:00 horas de Cracovia – durante la Fiesta de la Epifanía – al final de la Cabalgata de Reyes Magos, se ha escuchado por primera vez el himno oficial de la Jornada Mundial de la Juventud Cracovia 2016 “Bienaventurados los misericordiosos”– tal como reza el lema de la JMJ Cracovia 2016 elegido por el Santo padre Francisco “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt 5,7).
Entre los muchos habitantes de Cracovia escogidos para asistir al estreno del himno se han encontrado el arzobispo de Cracovia, el Cardenal Stanislaw Dziwisz y el autor de la obra, Jakub Blycharz.
En su primera versión, el himno ha sido interpretado por tres vocalistas: Katarzyna Bogusz, Alexandra Maciejewska y Przemek Kleczkowski, con un coro de aproximadamente cincuenta personas y una orquesta bajo la dirección del director Hubert Kowalski.
Jakub Blycharz es el compositor de la música y creador de la letra de este himno. El también abogado, apasionado por la música, es además autor de obras litúrgicas, como ”Dobry jest Pan” (El Señor es bueno), “Bonum est praestolari”, ”Uczta Baranka” (Fiesta del Cordero), ”Święta Dziewico” (Virgen Santa), ”Amen”, ”Godzien” (Digno), ”Bonum est praestolari”, y “Nie umrę” (No voy a morir). Junto con su esposa e hija participan de la vida en Comunidad en “Głos na Pustyni” (Voz en el Desierto) en Cracovia.
Los responsables por las traducciones oficiales son los representantes de las Conferencias Episcopales de cada país. Los interesados por la traducción del himno en su lengua materna, pueden ponerse en contacto con el episcopado pertinente.
Jakub Blycharz, el compositor y autor del himno de la Jornada Mundial de la Juventud Cracovia 2016, justo después del anuncio de su victoria en el concurso, nos dijo en la entrevista que antes de comenzar la composición del himno, buscaba la inspiración en la Santa Escritura. Fue en aquel momento cuando recibió una promesa del Libro de Deuteronomio, capítulo 31, bajo el título el Himno como el testigo: “Y ahora escribid para vuestro uso el cántico siguiente; enséñaselo a los israelitas, ponlo en su boca para que este cántico me sirva de testimonio contra los israelitas.”
Eso fue el principio del trabajo sobre el himno pero el caracter de todo el canto mantiene ese espíritu- está profundamente arraigado en la Palabra de la Santa Biblia y lo expresa tras paráfrasis poéticas. El himno empieza con las palabras del Salmo 121, que echa en nuestros corazones la paz y la certeza de que nuestro Señor misericordioso vela sobre nosotros y cumplirá su promesa de acompañar al ser humano “desde ahora y por siempre”. Ya en la primera estrofa – en medio de la cita del Antiguo Testamento – Dios está definido como misericordioso.
En la segunda estrofa encontramos referencia a la parábola de la oveja perdida del Evangelio según san Lucas (15,1-7) la cual nos da esperanza de que Dios no se cansa de intentar llevar al hombre para la vida plena. En esta parábola Jesús nos asegura que la conversión de un pecador lleva al cielo una gran alegría. Por medio de su muerte en la cruz nos ha dado la posibilidad de alcanzar una vida nueva y así ha puesto al ser humano en su eterno plan de salvación gracias a su santa sangre derramada por nosotros.
En el estribillo encontramos palabras de la quinta bienaventuranza del Sermón del Monte (Evangelio según san Mateo 5,3-10): “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Éste es también el mensaje de la JMJ en Cracovia – la ciudad de donde salió el mensaje de la misericordia de Santa Faustina Kowalska.
La tercera estrofa es una paráfrasis del Salmo 130 De profundis: “Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido.” La actitud de Dios para con nosotros es nuestra inspiración para actuar con misericordia con los demás.
La siguiente estrofa expresa los puntos más importantes del kerigma (o sea, el conjunto de las verdades mas básicas del Evangelio): la salvación en Cristo crucificado, sepultado y resucitado pero también la necesidad de aceptar a Jesucristo como nuestro Señor y Redentor.
El interludio del himno es una invitación a la vida llena de esperanza y confianza que surgen de la resurrección de Jesucristo.