¡Gracias Madre!
Peregrinación a Nuestra Madre, la Virgen de África
Teníamos muchas ganas de cruzar el Estrecho y llegar a Ceuta para vivir alguna experiencia con los jóvenes que desde Ceuta vienen a la Península. Este era el año para hacerlo y ha sido una bendición de viaje. Un grupo de jóvenes ceutís coordinados por Lidia han trabajo y preparado todo para que nuestra estancia fuera estupenda y sumamente agradable.
El centro de nuestra peregrinación fue la visita a la Virgen de África, allí a sus pies le consagramos nuestra vida y añadimos a sus muchos títulos, uno para nosotros fundamental: el título de “Madre querida”. Y no teniendo mucho que darle, ningún bastón de mando o medalla, le dimos nuestros corazones jóvenes y nuestros deseos de amar a su Hijo Jesús como Él se merece y de ser siempre fieles hijos de la Iglesia.
Tanto el viernes como el sábado hemos tenido unas veladas nocturnas súper divertidas con cantos, bailes, bromas y magia. ¡Qué risas nos hemos echado!
La Presidencia de Ceuta ciudad nos facilitó una guía turística por la ciudad, con lo que pudimos ver rincones y vistas preciosas. Y luego, andando, atravesamos la ciudad cantando y dando testimonio de lo felices que nos hace estar unidos y en torno a Jesús, el Señor. Entramos en la Iglesia de los Remedios que celebra su 300º aniversario de construcción y nos pusimos también bajo su mirada y protección. Y así llegamos al parque de San Amaro, donde Carlos, el Hermano Mayor de la Cofradía de San Antonio nos acogió y acompañó en la subida al Monte Hacho, a la ermita de San Antonio. ¡Qué sitio tan bonito! ¡Vaya vistas! ¡Qué paz se respira!
Allí, en medio de esa belleza que nos rodeaba tuvimos una catequesis que también nos habló de la belleza de Cristo. Luego reunión por grupos y… ¡una riquísima comida hecha con mucho amor!
Por la tarde al bajar fuimos a ver a la Virgen de África: primero tuvimos la Misa presidida por D. Rafael, nuestro Obispo, y luego nos explicaron un poco la historia del templo y de esta Virgen tan querida y venerada.
Una vez ya en el Amor Fraterno y después de ponernos de limpio tuvimos la cena, otra divertida velada y… el momento estrella de nuestras peregrinaciones y encuentros: la Hora Santa. ¡Uf! Cómo se pasa el tiempo en la presencia del Señor… Desde luego bien podemos decir junto a San Pedro, “¡Qué bien se está aquí, Señor!” junto a ti, dejando que nos mires y nos ames, que nos llenes de tu fuerza y de tu misericordia. A cada uno el Señor nos dijo una Palabra… que ahora, como la Virgen, tenemos que guardar en nuestro corazón. ¿Cantamos especialmente fuerte y bien esa noche o me lo pareció a mí? ¿No se notaba una unción especial?
Y… sin más remedio llegó el domingo. ¡¡La de cosas que hicimos por la mañana!! Después de desayunar y rezar laudes, tuvimos otra catequesis, esta vez sobre la Iglesia y tras ella, una reunión por grupos. Al finalizar nos juntamos para ver cosas sobre el viaje a Cracovia para la JMJ 2016. ¡Qué ganas de que llegue este gran acontecimiento al que nos convoca el papa Francisco! Allí estaremos, claro que sí, para escuchar su voz y para vivir la fe junto con otros muchos hermanos nuestros tan distintos y distantes y a la vez tan iguales y tan cercanos.
Así que con el corazón entusiasmado nos bajamos a la Catedral y allí tuvimos nuestra Misa del Domingo, el día del Señor. Al terminar la Eucaristía nos dieron unos bocadillos para la comida y… sin entretenernos demasiado bajamos al Puerto para coger el barco y luego el autobús que nos iría dejando a todos en nuestras casas.
“Gracias Madre por esta peregrinación. No permitas que salgamos de tu Corazón. Y muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre”.
Gracias.