Una luz en la Noche – Murcia

Escuela de diciembre

“Dios escribe recto con renglones torcidos”

Así que un plan se nos vino abajo y surgió otro estupendo que ha sido toda una bendición. Como todo lo que viene directamente de la mano de Dios.

Y por eso, sin mucho pensarlo… nos fuimos ahí al ladito… ¡a Murcia! para tener con los Centinelas de la Diócesis de Cartagena-Murcia la experiencia de “una luz en la noche” (ULELN).

Nosotros fuimos 16 con muchísimas ganas  de aprender y ver cómo lo hacen ellos. Y ha sido estupendo porque hemos visto en la práctica lo que en el Curso Base con D. Andrea Brugnoli y Chiara aprendimos en teoría.

La acogida por parte de Antonio, el delegado de Pastoral Juvenil, y de Raquel, la antorcha, fue exquisita. Todo facilidades y comodidades para que nos sintiéramos como en casa y formando parte de algo grande: de un proyecto precioso de Nueva Evangelización entre los jóvenes para favorecerles un encuentro personal con Jesucristo.

Lo primero que hicimos fue preparar la sala donde sería la acogida de los centinelas de ese mes. Así que estuvimos decorando con los colores de ULELN la sala. Todo precioso. Cuando fueron llegando tomamos algo mientras nos íbamos conociendo.

A continuación tuvimos un rato de formación que fue genial: a partir de una obra de Caravaggio sobre las Siete Obras de Misericordia, D. Francisco Alegre nos introdujo en la vivencia del Año de la Misericordia que el Santo Padre había inaugurado en Roma y que nuestros Obispos harían ese domingo en sus Diócesis. Fue una charla interesantísima, como decía uno de nuestros jóvenes “sólo por esto habría merecido la pena venir”.

Luego tuvimos un repaso de lo que íbamos a vivir esa noche, lo que se hace en cada ministerio/cargo: acogida, calle, intercesión y coro. Una riquísima cena a base de pizzas y… a la Iglesia a prepararlo todo. Mientras se preparaba la Iglesia, el punto de acogida, el altar… se juntaron en la sacristía los Delegados de Pastoral Juvenil de Cartagena y de Cádiz y Ceuta, con las antorchas de ambas diócesis y distribuían a cada joven en una tarea.

Una vez preparado todo con un gusto precioso, se expuso al Señor y tuvimos nuestro rato de adoración y de súplica pidiendo que, lo que nos tocara hacer en esa noche, lo hiciéramos para gloria de Dios y para que muchos jóvenes se encuentren con Cristo. Y se fueron diciendo los nombres de cada joven y el cargo que se les había asignado. Pasaban delante a recibir la bendición del Señor y, tras un momento de intercambiar unas palabras para conocerse un poco… abrimos las puertas de la Iglesia dejando que con nosotros saliera el Espíritu Santo a tocar los corazones más alejados y los más cercanos a Jesús.

Fue muy emociona nte cuando, en seguida, vimos entrar a jóvenes de la calle acompañados por nuestros jóvenes con su velita en la mano y una petición. Era particularmente impresionante verles ponerse delante del Señor y hacer una oración. ¡Muy impresionante! Qué habrá hecho el Señor en ese rato… Sólo Dios lo sabe. ¡Bendito sea su amor!

Y llegada la hora, cerramos la Iglesia, terminamos la adoración, contentos de haber sido instrumentos en sus manos, de haber hablado de Él, y de haberle hablado de ellos y recibimos su bendición.

Estábamos muy felices., pero era muy tarde y al día siguiente teníamos que madrugar porque no podíamos faltar a la cita de D. Rafael de abrir la Puerta Santa. Así que aprovechamos las horas de viaje para compartir y para pensar en próximos encuentros y experiencias.

Pronto queremos hacerlo en nuestra Diócesis. A Él se lo encomendamos.

¡Fotos!